Friday, November 07, 2008

la soledad del nadador de fondo



la mañana estaba fría, el agua del grifo también. mojé mi cara, agarré el maletín deportivo, las llaves del auto y salí. entré a los vestuarios y caminé por el pasillo. un olor a agua clorada inundó mis napias, mientras que frente a mi se expandía la inmensa masa de agua separada en carriles por boyas de plástico. unos ejercicios de estiramiento, algo de trote en el mismo sitio, un poco de movimientos de brazos y al agua, temperada, agradable, un carril para mi solo durante los próximos 60 minutos, un carril lleno de promesas de una vida sana.

braceo, pataleo, braceo, pataleo, respiración... mierda! no he avanzado casi nada y ya estoy cansado! vamos! una segunda viada! llegué a la parte más profunda, ni modo a seguir! falta la mitad del recorrido, vamos! falta poco, dale! llegué! los latidos a 130 por minuto, la respiración a 26, las piernas a punto de adormecerse, sintiendo la presión de toda el agua sobre mi pecho. un minuto de descanso, siempre en el agua, no, mejor dos, mejor tres. a empezar de nuevo, brazada tras brazada, respiración una tras otra, tratar de mantener las rodillas firmes, tratar de pasar pronto la parte más profunda de la pileta, vamos! falta poco! el corazón se me sale, los pulmones los tengo en la boca, la cabeza me quiere dar vueltas, ya llego, vamos! tocar el borde, salir desapercibido, secarse, ir a las duchas, vestirse, marcharse.

mañana será otro día. espero cansarme menos.

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