tu

hoy abrí una carpeta de archivos y en ella encontré otra con tu nombre. la revisé y en ella habían documentos de epicrisis e historias clínicas. no he querido escribir sobre tí después de lo ocurrido... o quizá no me he sentido con la capacidad de hacerlo. cuando estábamos en facultad conversábamos muy poco; algunas veces nos hemos tomado unas cervezas con los amigos que teníamos en común; en realidad en la facultad no te tuve tan cerca como hubiera querido.

este año la cosa cambió, estábamos de arriba para abajo, éramos los tres que siempre la pasábamos re lindo, te dábamos de alma para fastidiarte, ¿recuerdas?, nos íbamos desde el callao hasta chorrillos para comernos unas conchas negras que eran lo máximo; nos juntábamos en mi depa para echarnos unas cervezas. no faltaba la tarde, en que saliendo temprano nos animábamos por unos pomos: recuerdo tus ojitos brillar cuando hablábamos de cervezas... eso era gracioso. era bonito sentarnos en la cámara para almorzar mientras reíamos. era muy lindo trabajar juntos, saludarnos, saber qué habíamos hecho las horas que no nos habíamos visto, saber nuestros secretos, escucharte hablar, llamarme la atención o preguntarme si tenía planes con alguna chica.

ahora, más de siete días después, te recuerdo, y te extraño y me arrepiento de no haber estado más tiempo a tu lado, de no haberte ayudado con más epicrisis, o de no haber corrido a firmarte la asistencia apenas me llamabas porque ibas a llegar tarde. a menudo siento esa voz, sé que es una jugada de mi memorioso cerebro; a veces quiero que suene el timbre del anexo de mi piso para escucharte decir sobre hacer algo en la tarde o que me preguntes por algo, lo que sea.

hace dos días estuve parado frente a tí, te hablé, te conté como nos iban las cosas en el hospital, ahora sin tu presencia, te conté de lo triste que es planificar cosas cuando sabes que en cualquier momento puedes ser sorprendido por la visita menos esperada, te dije que te extrañaba mucho... que te extraño mucho.

sé que me has escuchado